Podemos definir el el bullying o acoso como la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador.

Para que se lo considere acoso, el comportamiento debe ser agresivo e incluir:

  • Un desequilibrio de poder: En la mayoría de los casos existe un desequilibrio de poder entre el agresor y la víctima. Este desequilibrio puede ser real o ser una percepción subjetiva por parte de la víctima.
  • Repetición: los comportamientos acosadores suceden más de una vez, o bien tienen el potencial de producirse más de una vez.
  • Un desequilibrio de poder: En la mayoría de los casos existe un desequilibrio de poder entre el agresor y la víctima. Este desequilibrio puede ser real o ser una percepción subjetiva por parte de la víctima.
  • Repetición: los comportamientos acosadores suceden más de una vez, o bien tienen el potencial de producirse más de una vez.

El acoso puede desarrollar diferentes formas:

  • El acoso verbal consiste en decir o escribir cosas desagradables sobre la persona en forma de burlas, insultos, amenazas etc.
  • El acoso social consiste en dañar la reputación o las relaciones de una persona mediante el aislamiento, avergonzamiento público, etc.
  • El acoso físico involucra dañar el cuerpo o las posesiones de una persona.
  • El acoso verbal consiste en decir o escribir cosas desagradables sobre la persona en forma de burlas, insultos, amenazas etc.
  • El acoso social consiste en dañar la reputación o las relaciones de una persona mediante el aislamiento, avergonzamiento público, etc.
  • El acoso físico involucra dañar el cuerpo o las posesiones de una persona.

 Los elementos que intervienen en el acoso escolar son el acosador, la víctima y los observadores. El acosador pretende obtener un rédito, un beneficio de este comportamiento – popularidad, poder, etc -, y no cesa en su cometido si no tiene ninguna sanción.

Los observadores pasivos, legitiman el acoso. Algunos pueden participar en el mismo como colaboradores y otros sencillamente observan el proceso sin intervenir. La víctima generalmente sufre en silencio y en soledad, no habla del problema, por miedo a la venganza, por vergüenza, por no saber a dónde o a quién acudir.

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El acoso puede producirse durante el horario escolar o después de éste y las agresiones se manifiestan en los lugares donde no hay adultos, como el recreo, comedor, pasillos, baños, entre otros, y se suelen realizar sobre niños o niñas concretos, nunca a un grupo. Sin embargo, el agresor sí puede actuar en solitario o en grupo.

Las agresiones en grupo, con la vuelta presencial escalonada a los centros educativos, se elevaron y, asimismo, debido a la fuerte conexión durante el confinamiento con las redes sociales, estas plataformas fueron una vía más donde se incrementó el ciberbullying entre los menores de edad.

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