Todos tenemos asociado a la primavera una imagen de flores, luz, comienzo de las buenas temperaturas… un cúmulo de imágenes positivas que en algunas personas no se ajustan a la realidad ya que con la llegada de esta estación aparecen síntomas físicos que nada tiene que ver con la “alegría primaveral”.
Cansancio y falta de energía, debilidad muscular, alteraciones del apetito y del sueño, nerviosismo, Irritabilidad, dificultad para respirar son algunos de los síntomas que, en mayor o menor medida aparecen en aquellas personas que sufren de astenia primaveral.
Se trata de un trastorno temporal de adaptación a las nuevas condiciones ambientales por el cambio de horario, el aumento de las temperaturas o la humedad.
No es tanto una enfermedad como una sensación subjetiva causada por los cambios rítmicos característicos de esta época del año, que alteran los biorritmos del organismo y las secreciones hormonales que llevan consigo estos cambios.
Está comprobado que en esta época del año el sistema inmunológico se activa, cambia de alguna manera y por eso hay una mayor disposición a las alergias o una exacerbación de síntomas. Por eso quizás esa exacerbación inmunológica en algunos casos tenga una respuesta en cuadros de astenia con síntomas como el aumento de la irritabilidad o la disminución del humor.
Normalmente se trata de síntomas muy pasajeros, que probablemente la persona que los padece ya los haya evidenciado en otras ocasiones y por eso mismo haya observado que no constituyen nada grave. Simplemente hay que dejar pasar los días hasta que el cuerpo se adapte a los nuevos cambios de luz, la temperatura.