El ejercicio físico es conocido por todos los beneficios que produce en el cuerpo si es practicado de forma regular y correcta, pero es importante recordar que los beneficios que ofrece no son solamente a nivel de salud del cuerpo, sino que también puede ofrecer enormes beneficios a nivel psicológico, mejorando nuestras funciones cognitivas y nuestro bienestar mental.
Practicar deporte de manera continuada y moderada aporta numerosos beneficios para la salud física y psicológica. Mantener una vida activa contribuye a la prevención, el desarrollo y la rehabilitación de la salud así como a establecer un bienestar mental y aumentar nuestra calidad de vida.
La actividad física es una ayuda complementaria muy efectiva para la prevención y el tratamiento de los desequilibrios psicológicos. Podemos decir a grandes rasgos que mejora la autonomía de la persona, la memoria, la agilidad mental y promueve sensaciones como el optimismo o la euforia, al tiempo que mejora la autoestima. Todos estos beneficios para nuestra salud mental, hacen que el deporte sea una actividad necesaria y beneficiosa a cualquier edad.
1. Libera las hormonas de la felicidad
Las endorfinas que segrega nuestro cerebro durante y después de realizar ejercicio físico nos inducen a un estado de mayor felicidad y bienestar emocional. Es muy recomendable en los casos de depresión o ansiedad ya que ayuda a reducir los síntomas de tristeza, genera sensación de relajación e impacta positivamente la calidad de vida de la persona.
Da igual si corres, nadas o practicas cualquier deporte. Lo importante es combatir el sedentarismo que puede degenerar en enfermedades coronarias o neurovasculares. No obstante, para notar los poderosos beneficios del deporte, es necesario tener cierta constancia y practicarlo al menos 3 veces a la semana.
2. Reduce el estrés
Realizar cualquier actividad física es un modo saludable y efectivo de desconectar después del trabajo. Además, practicando deporte también incrementamos la producción de noradrenalina, cuyas funciones abarcan la moderación de la respuesta de nuestro cerebro ante situaciones estresantes. En este sentido, la respuesta al estrés quedaría equilibrada por las sensaciones de tranquilidad y bienestar.
3. Mejora la autoestima
Una de las razones por la que muchas personas comienzan una rutina de ejercicios es el cambio físico derivado de la constancia. Un cuerpo más definido se traduce en una mejor autoimagen y por ende en un aumento de la autoestima. La percepción de uno mismo cambia paulatinamente y conjuntamente con un mejor estado de ánimo suben inevitablemente los niveles de autoestima al aumentar la confianza en nosotros mismos.
4. Alivia la ansiedad
La actividad física produce la liberación de neurotransmisores que pueden ayudar a frenar la ansiedad y favorecer la relajación. Los efectos del deporte en la química cerebral actúan durante la actividad y después de esta. En los casos de ansiedad, la literatura científica ha demostrado que el deporte es beneficioso para aliviar algunos de sus síntomas más incapacitantes.
Para combatir estados de ansiedad agudos o crónicos es recomendable practicar deportes orientales que fomentan la relajación como el Taichí, el Yoga y el Pilates. En los cuales se cuida el cuerpo y la mente, ofreciendo recursos como el manejo de la respiración, para aprender a controlar las reacciones ante las adversidades de la vida cotidiana.
5. Mejora las relaciones sociales
Realizar cualquier ejercicio físico en compañía es una forma de incentivarse y motivarse mutuamente. Es otro momento que podrás compartir con amigos que te motivará a continuar con esta buena práctica para tu salud.
Una mejora del estado emocional y la autoestima da pie a una mejor gestión de las relaciones sociales. Cuando nos sentimos bien, proyectamos una sensación de admiración a los que están a nuestro alrededor y somos más capaces de entablar e involucrarnos socialmente.
6. Mejora la memoria
Practicar deporte mejora la memoria y la habilidad de aprender cosas nuevas ya que incrementa la producción de células del hipocampo. También es muy importante este aspecto durante la etapa de desarrollo de los niños. En este sentido, la retención de información, el aprendizaje de vocabulario nuevo o incluso de un idioma nuevo, se verían beneficiados por la práctica de deporte.
7. Protege contra el deterioro cognitivo
La edad es un factor decisivo en los casos de deterioro cognitivo así como para el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. La ciencia ha vuelto a demostrar que la actividad física, especialmente si se realiza en la juventud y adultez, consigue aumentar las sustancias químicas del cerebro que previenen la degeneración de las neuronas del hipocampo, área afectada en las demencias.
Los ejercicios aeróbicos como pasear, nadar o pedalear de forma regular y constante, son las actividades físicas más asociadas a un mejor funcionamiento mental. En el caso concreto del Alzheimer, se puede prevenir o retrasar su aparición con el ejercicio físico que también ayuda a evitar su progresión. El resultado es una mayor salud física, mental y cognitiva, especialmente importantes para las personas con un padecimiento crónico.
8. Activa la productividad
Hay estudios que concluyen que practicar ejercicio físico o deporte de forma regular ayuda a ser más productivo así como a tener más energía que otros compañeros sedentarios. Un cuerpo sano favorece una mente sana y un mejor estado mental implica un mayor rendimiento. A mayor rendimiento, más productividad.
9. Controla la adicción
Para las personas adictas al tabaco o al alcohol, el ejercicio físico es un aliado excepcional para aprender a controlar sus adicciones. ¿Por qué? pues porque nuestro cerebro libera los mismos neurotransmisores que cuando tomamos esas sustancias. Nuestro cerebro libera dopamina (el neurotransmisor de la recompensa). Practicar ejercicio puede ayudar además a reiniciar el reloj biológico cuya función se ve afectada por las sustancias adictivas y nocivas para nuestra salud física y mental.
10. Aumenta la capacidad cerebral
Practicando ejercicio el cerebro produce más neuronas, como consecuencia se obtienen más conexiones y más capacidad de aprendizaje. Algunas investigaciones afirman que un entrenamiento intenso aumenta los niveles de la proteína BDNF (Brain Derived Neurotrophic Factor) segregada en el cerebro, la cual podría influir positivamente en la toma de decisiones, en el pensamiento y el aprendizaje.