Comenzamos nuestra ruta en Caces y la terminaremos en la Iglesia de Trubia aproximadamente 8 kilómetros. La parroquia de Caces ocupa el sector suroccidental del concejo, en una zona regada por el río Nalón.

A la entrada de esta localidad, justo al lado de un parque infantil, giramos a la derecha, atravesando algunas calles en las que, tenemos muestras de arquitectura tradicional, así como varios hórreos todavía en uso.

En el primer cruce la ruta continúa recta y, tanto en la segunda como en la tercera intersección, hay que girar a la derecha, llegaremos a una vía asfaltada que de nuevo nos acerca al río Nalón.

Seguimos la senda marcada en todo momento con señales indicativas de que es una carretera compartida con vehículos. La carretera desciende paralela al río por una zona muy frondosa repleta de castaños centenarios, prados y cultivos diversos. Un poco más adelante el trayecto alcanza el cruce con la carretera que asciende a Pintoria, en esta zona el río Nalón tiende a desbordarse, hay zonas en las que la carretera desapareció, se la llevó el río, por lo que vamos a seguir por debajo de los puentes por los que discurre la vía del tren.

A mano izquierda vamos a ver la Química del Nalón, instalada en 1943 considerada una empresa referente en el sector carboquímico tanto a nivel nacional, como a nivel internacional.

Al adentrarnos en Trubia lo primero que observamos es la estación del ferrocarril, pasamos las vías por el puente que nos lleva a la calle de El Vasco, eje comercial del pueblo. A nuestra izquierda tenemos una pequeña senda verde que es el antiguo trazado de la vía del tren. La antigua estación se ubicaba a la altura del número 9 de la calle Soto Mayor de Trubia.

En esta ubicación se pinta el mural «Trubia en tres tiempos» pintado por el artista Ricardo Mojardín simula un recorrido por las tres etapas de la historia de esta villa que fue agraria, industrial, armera y ferroviaria y que ha terminado por encajar una vieja tolva de carbón, repintada y decorada, tiene un carro con bueyes, un tren de mercancías cargado de carbón, parte de la fábrica de armas y un extremo sobre fondo verde en el que ya se ven niños jugando al fútbol o montando en bicicleta. En el lugar sigue estando la vieja marquesina de la estación ferroviaria.

Poco antes de llegar a la altura del mural nos encontramos con el río Trubia que da nombre a la localidad. Trubia es especialmente conocida por su fábrica de armas fundada en el siglo XVIII y aún en funcionamiento, actividad que generó un amplio patrimonio industrial.

Antes de 1794, las fábricas reales de municiones se encontraban en el País Vasco pero la guerra contra los franceses hizo patente lo inadecuado del emplazamiento, dada la cercanía de la frontera con Francia: en el año citado las tres factorías vascas fueron destruidas. Ello llevó al gobierno de Carlos IV a buscar una nueva ubicación.

El paraje elegido para la instalación de la Fábrica de Armas de Trubia era el idóneo, el cerrado valle ayudaba a la defensa de la empresa con pocos militares, al tiempo que la proximidad de los ríos Trubia y Nora propiciaba la utilización de agua sin ningún tipo de restricción. La cercanía de numerosos bosques también favoreció la elección, ya que de esta forma se garantizaba la materia prima para la obtención de carbón de coque y madera. No muy lejos también se encontraban yacimientos de hierro.

Seguimos por la calle Soto Mayor hasta llegar al “puente de madera” lo pasamos y avanzamos hasta el parque de Cataluña una vez atravesado nos adentramos en la barriada de Coronel Baeza. Tras pasar el puente nos encontramos a la izquierda con la Iglesia de Sta. María de Trubia y a la derecha con las ruinas del Palacio de Trubia. La iglesia parroquial de Santa María data del siglo XVIII, gracias a la iniciativa vecinal la iglesia fue rehabilitada a finales de 2017. SS

¿Sabrías decirme a que calle de Trubia pertenece la siguiente foto? ¿Te das cuenta de haber pasado por ella?