Nuestro cerebro realmente nos puede engañar, gracias a patrones de pensamiento defectuosos llamados sesgos cognitivos. La propaganda y las falacias a menudo explotan estos sesgos. Veamos algunos ejemplos de sesgos cognitivos y cómo burlarlos

No siempre vemos las cosas como son. No simplemente recopilamos información a través de los sentidos y actuamos en consecuencia; en cambio, nuestras mentes le dan a esa información su propio giro, lo que a veces puede ser engañoso. La experiencia interior no siempre está en perfecta sintonía con lo que sucede en el mundo exterior.

¿Qué son sesgos cognitivos?

Los sesgos cognitivos son errores de pensamiento comunes que dificultan nuestra toma de decisiones racional.

Como humanos, no evolucionamos para tomar decisiones lógicas, evolucionamos para sobrevivir. Y los sesgos cognitivos pueden haber ayudado a cumplir ese propósito. Pero el mundo moderno presenta muchos escenarios que exigen cálculos más racionales y, a menudo, nos sentimos frustrados y nos preguntamos por qué nuestro mejor pensamiento no nos da los resultados que queremos.

El primer paso para superar los sesgos cognitivos es reconocer que los tenemos. Los pensadores más sofisticados son víctimas de sus propios sesgos cognitivos, así que al menos estamos en buena compañía. El segundo paso es aprovechar las herramientas que pueden ayudar a equilibrar nuestras propias tendencias irracionales.

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Conocer algunos de los diferentes sesgos cognitivos que se han identificado hasta el momento, de los cuales se da una muestra a continuación, también es útil, aunque solo sea para tomar conciencia de que efectivamente somos víctimas de ellos…

Sesgo de confirmación

Uno de los sesgos cognitivos más conocidos, el sesgo de confirmación juega una mala pasada en su capacidad para evaluar la evidencia a favor o en contra de hechos, conclusiones y puntos de vista. En otras palabras, tiendes a buscar y concentrarte en evidencia que respalde tus creencias u opiniones preconcebidas, e ignoras cualquier evidencia que desafíe esas opiniones.

El problema: puede que estés equivocado. Arriesgue sus intereses comerciales con este sesgo y es casi seguro que terminará sorprendido por un resultado que realmente pensó que era imposible y para el cual definitivamente no está preparado. Esto es más común cuando factores externos fuera de su control afectarán el resultado de su decisión o elección.

La solución: comience por aceptar su deseo de demostrar que tiene razón. La gente quiere tener razón. Es simplemente la naturaleza humana. Ser consciente de ese deseo puede contribuir en gran medida a combatir los efectos negativos del sesgo de confirmación. Poseer la inteligencia emocional para resistir la necesidad de tener razón a expensas de alcanzar la mejor resolución para todos los involucrados también es clave.

Finalmente, aprenda a fomentar lo que el budismo denomina «mente de principiante». Ese es un estado mental maleable, curioso y abierto que nos ayuda a aprender nuevos temas y habilidades. Es muy difícil dejarse engañar por el sesgo cognitivo cuando su atención se centra en aprender nueva información en lugar de tener razón.

Anclaje: sus puntos de referencia favoritos

El anclaje es un sesgo relacionado con el efecto de ambigüedad. En lugar de analizar cada escenario individual que se presenta en función de factores que son exclusivos de las necesidades de su negocio en ese momento, confía una y otra vez en los mismos factores para tomar cada decisión. Lo que sea importante para usted en una decisión es el mismo punto de referencia que usará también en la siguiente.

El problema: una decisión no es como todas las demás. Los buenos líderes saben cómo evaluar lo que es importante en cada situación y tomar la decisión correcta con base en los criterios relevantes para esa situación.

Como la mayoría de los seres humanos, probablemente tenga algún tipo de criterio al que tiende a recurrir para tomar decisiones en las que percibe que falta información vital. Ese criterio probablemente haya resultado bastante útil a lo largo de su vida.

La solución: antes de comenzar a evaluar una gran decisión comercial, tómese un tiempo para aclarar cuál es el mejor resultado posible. ¿Qué es lo mejor que puede imaginar que suceda para su negocio como resultado de esta elección? Una vez que tenga claro su resultado óptimo, tendrá una idea mucho mejor de cuáles deberían ser sus parámetros para la toma de decisiones.

El efecto de la ambigüedad: evitar lo desconocido

Esto es cuando prefiere opciones en las que se conocen las probabilidades de un resultado favorable, en lugar de aquellas en las que se desconocen las probabilidades de un resultado favorable.

El problema: pierde opciones viables porque su resultado puede ser un poco menos seguro. El efecto de ambigüedad es el equivalente de la vieja máxima «más vale el diablo que conoces que el diablo que no conoces». Hace que te aferres a las opciones conocidas y evites las que no te son familiares, aunque estas últimas podrían ser mucho más beneficiosas para ti.

La solución: utilice un enfoque de equipo para evaluar los datos y la información subyacentes a cualquier decisión importante que enfrente su empresa. Evaluar las incógnitas en particular. ¿Qué no sabes? ¿Qué información falta?

Todo el mundo tiene prejuicios. No son un signo de debilidad. La debilidad de los empresarios y líderes está en ignorar esos sesgos. El simple hecho de tomar conciencia de los sesgos a los que es propenso es un gran primer paso para contrarrestarlos.

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