El 4 de marzo se celebra el Día Mundial de la Obesidad. Este día tiene como objetivo concienciar sobre la importancia de prevenir esta enfermedad catalogada como pandemia por la OMS.

Desde el año 1975, las cifras de esta enfermedad se han prácticamente triplicado y a causa de problemas asociados a ella mueren 2.8 millones de personas.

La obesidad infantil es considerada uno de los problemas de salud pública más graves de este siglo que ya afecta a 43 millones de niños en todo el mundo. De hecho, solo en España se estima que cerca del 40% de los niños y niñas son obesos, lo que supone que 1 de cada 3 tiene problemas con su peso corporal.

A su vez, la desigualdad ante el acceso a una alimentación nutritiva y de calidad  provoca que las personas en situación de pobreza tengan mayores posibilidades de padecer mal nutrición y obesidad. Esto conlleva graves consecuencias para la salud y compromete el desarrollo de niñas, niños y adolescentes. Por ello es importante entender que las campañas dirigidas a prevenir la obesidad deben centrarse, no solo en lo individual, sino también en que alimentos se producen, como de accesibles son y cómo se distribuyen, así como promover la actividad física desde la infancia y proporcionar espacios seguros en los que esta pueda ser desarrollada.

Por todo lo anterior es importante tener en cuenta las causas y las consecuencias.

El sobrepeso en niños y adolescentes se debe, generalmente, a una vida sedentaria, abuso de la televisión, el ordenador o las consolas, además de la ingesta abusiva de comida basura y rica en grasas y calorías.

Este sobrepeso puede afectar también a nivel psicológico a los menores que pueden desarrollar baja autoestima y sufrir discriminación social. Estos son algunos de los síntomas que pueden acompañar a esta enfermedad y en casos más graves se puede desencadenar anorexia nerviosa o bulimia.

Es importante atajar este problema cuanto antes ya que un menor obeso no solo mantendrá o aumentará su peso cuando sea adulto sino que también podría desarrollar precozmente hipertensión arterial, diabetes e hipercolesterolemia y como consecuencia de todo ello sufrir enfermedades cardiovasculares a muy temprana edad.

Hábitos para combatir la obesidad infantil.

Lo más importante antes de nada es consultar con un especialista ya que, cambiar los hábitos alimenticios y la actividad física de un niño o niña no es una tarea sencilla.

1. Sí a las frutas y verduras.

Las frutas y verduras deben de ser una parte fundamental de nuestra dieta, y por supuesto también de la de los niños y niñas. Unas cuantas raciones al día nos ayudaran a cuidar nuestro sistema digestivo e inmunológico. Podemos incorporarlas a nuestra dieta reemplazando las grasas en las comidas y preparando de manera llamativa y divertida las que más les gusten.

2. Menos pantallas.

Las pantallas ya sean el móvil, la tablet, la televisión, etc. se han convertido en parte de nuestro día a día, las utilizamos para trabajar o como parte de nuestro tiempo de ocio, esto pasa igual con los más pequeños, por ello debemos intentar reducir ese tiempo que pasan delante de las pantallas a un máximo de 2 horas al día, para que puedan tener más tiempo disponible y aumentar la actividad física.

3. El ejercicio, nuestro aliado.

Es recomendable que los niños tengan por lo menos una hora al día de actividad física. De esta manera reduciremos el riesgo de diabetes, enfermedades del corazón, etc. Pero no se trata solo de que hagan un deporte específico, si no que jueguen, paseen, es decir, que tengan un estilo de vida activo.

Actividades como salir a pasear, patinar o andar en bici en familia, jugar al futbol o al baloncesto con sus compañeros y compañeras o saltar a la comba y la natación, son actividades que pueden marcar la diferencia.

4. Ser conscientes del azúcar.

Desde las magdalenas, los cereales, o las galletas del desayuno, el zumo o el chocolate que se llevan al colegio para el recreo, sumado a las bebidas azucaradas o la bollería industrial que consumen en las meriendas, todo eso suma, por ello es importante ser conscientes de su alimentación. No hablamos solamente de caries u obesidad, si no de muchas otras enfermedades asociadas a ese exceso de azúcar.

5. Dar ejemplo.

Sin ninguna duda esta es una de las claves fundamentales para que los más pequeños cambien sus hábitos, ver a sus mayores, ya sean sus padres, sus abuelos o sus profesores predicar con el ejemplo. Los niños y niñas se fijan en todo, no podemos decirles que salgan a pasear en bici y nosotros ir mirando el teléfono, o pedirles que coman fruta para merendar mientras nos ven comer bollería.  Cambiando nuestros hábitos para darles ejemplo les estamos ayudando a adquirir buenos hábitos para una mayor calidad de vida en el futuro.

2022-03-04-COMBATIR LA OBESIDAD INFANTIL (Luz)

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